China prohibirá los deepfakes que no estén debidamente etiquetados

A medida que los países de todo el mundo lidian con las nuevas tecnologías de inteligencia artificial que pueden manipular videos, imágenes, texto y audio, como era de esperar, China está adoptando un enfoque de línea dura. Beijing lanzó una nueva regulación la semana pasada, que entrará en vigencia el 10 de enero, que prohíbe la publicación de los llamados deepfakes sin la debida divulgación de que fueron creados por AI.

Los usuarios que violen estas reglas podrían ver sus cuentas suspendidas o cerradas en plataformas que detecten dicha actividad “ilegal”. 

La ley solo se aplica a los proveedores de servicios de IA que operan en China.

Las políticas de inteligencia artificial más estrictas ayudarán a las autoridades chinas a combatir la desinformación y la “actividad delictiva”, como las estafas en línea o la difamación, según la Administración del Ciberespacio de China (CAC), el principal organismo de control de Internet del país. 

Aunque la IA mejora la experiencia del usuario, “también es abusada por personas que quieren producir, copiar y publicar información ilegal y dañina, desacreditar a otros usuarios y falsificar sus identidades”, dijo CAC. El contenido generado artificialmente puede “dañar los derechos e intereses legítimos de las personas y poner en peligro la seguridad nacional del país”, según el regulador.

La regulación de IA de China es consistente con la política general de Internet del país conocida por restricciones, prohibiciones y censura. Las nuevas reglas de IA, por ejemplo, permitirán a los reguladores censurar el contenido generado artificialmente para que se ajuste a la “agenda política correcta”.

Una de las IA de texto a imagen de China desarrollada por Baidu ya filtra el contenido políticamente sensible, incluidas las menciones explícitas de líderes políticos y lugares potencialmente controvertidos como la Plaza de Tiananmen.

Tales restricciones pueden desanimar a las empresas privadas a desarrollar la tecnología. La represión regulatoria de China en la industria tecnológica ya ha provocado una disminución en la cantidad de aplicaciones móviles chinas. Casi 930.000 aplicaciones dejaron de funcionar en China el año pasado.

La regulación de la IA generativa (obras de arte, música, poesía o código de programa creado por algoritmos informáticos) es un problema global. 

El auge de las tecnologías de conversión de texto a imagen, como DALL-E y Stable Diffusion, o los chatbots impulsados ​​por IA, como ChatGPT, está impulsando a los gobiernos de todo el mundo a adoptar estándares que evitarán que la IA se utilice indebidamente.

La política estadounidense sobre IA es mucho menos restrictiva que la de China. En octubre, la Casa Blanca propuso un conjunto de pautas no vinculantes que las empresas privadas podrían considerar al crear sus propias reglas para la IA.

Algunos de los resultados de la IA generativa son “profundamente dañinos”, incluidos los problemas éticos, la propagación de falsificaciones, los problemas de derechos de autor y el abuso de los datos personales de los usuarios, según la Casa Blanca. Y, sin embargo, no son inevitables: “Las herramientas [IA] tienen el potencial de redefinir cada parte de nuestra sociedad y mejorar la vida de todos”, agregó. 

Fuente: therecord

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