Ciberacoso afecta a uno de cada tres estudiantes en el país, pero las niñas son las más vulnerables
El uso de medios digitales se volvió una necesidad desde que la pandemia del covid-19 se instaló en los países. La interacción ya no es física, ahora es a través de redes sociales y de plataformas virtuales. Su uso se ha popularizado, al punto que los niños y los jóvenes utilizan estos recursos para continuar con sus estudios, debido a que las clases presenciales están suspendidas.
No todos tienen acceso a las nuevas tecnologías de la información, los pocos que sí, están expuestos al ciberacoso: uno de cada tres estudiantes en el país lo ha sufrido. De ellos, la mitad admite haber sido víctima de esta práctica, mientras que solo uno de cada diez siente la confianza de contarlo a un adulto.
En Guatemala solo el 34 por ciento de los hogares está conectado a internet, en tanto que 7.9 millones de guatemaltecos se encuentra activo en las redes sociales, por lo que es uno de los países con menos alcance digital, de acuerdo con el informe ¿Libres para ser en línea?, elaborado por Plan Internacional.
La brecha tecnológica es amplia, y la investigación indica que las desigualdades son más marcadas entre las niñas, principalmente las que estudian en el sector oficial. Solo el 16 por ciento logró continuar con sus estudios en línea el año pasado, cuando las autoridades de Educación suspendieron las clases presenciales por el contagio al coronavirus entre la comunidad educativa. La modalidad a distancia continua en 2021, y la falta de acceso persiste.
Pero ese grupo que logra estar conectado se enfrenta al acoso y a violencia, las niñas y las adolescentes son dos veces más vulnerables a sufrir estas agresiones en el ciberespacio, donde el ataque es menos visible, lo que puede traer efectos negativos sobre la autoestima, las emociones y les niega la posibilidad de beneficiarse de estos recursos digitales para estar comunicadas.
Del grupo encuestado por Plan Internacional (252 niñas y adolescentes) para elaborar este informe, el 92.1 por ciento señala que usa redes sociales, y es la población entre los 15 y 18 años la que más accede a estas. El medio más utilizado para conectarse es el teléfono móvil.
Ocho de cada diez utilizan estos espacios para comunicarse con familiares y amigos, también para continuar con sus estudios y realizar tareas o bien distraerse. Preocupa que un 13.7% los visita para conocer personas, lo que las hace vulnerables al acoso y al engaño.
Es WhatsApp la red que prefieren. Facebook ocupa el segundo puesto de los sitios virtuales más utilizados por las niñas y adolescentes, y es acá donde más expuestas se sienten.
Un 44 por ciento reconoce que ha sido víctima de acoso en línea, y la tercera parte señala que este acoso es peor que el callejero.
Insultos y lenguaje abusivo, racismo, ser espiadas o vigiladas, ser asediadas sexualmente, recibir críticas a su aspecto físico, amenazas de violencia física o sexual, son prácticas que dañan la seguridad de las niñas y adolescentes en los espacios virtuales.
El Laboratorio de Investigación de ESET Latinoamérica menciona que el acoso cibernético puede ocurrir en cualquier lugar y momento, a través de teléfonos, computadoras y consolas de juegos, que facilitan el anonimato de los acosadores.
También denominado como cyberbullying se trata de una intimidación por medio de las tecnologías digitales con el fin de atemorizar, enfadar o humillar a otras personas, según Unicef.
La difusión de fotografías sin consentimiento de su protagonista, mensajes hirientes o amenazas a través de las plataformas de mensajería, hacerse pasar por otra persona y enviar mensajes agresivos desde una cuenta falsa, son acciones que encajan en esta práctica.
Lamentablemente no todas las víctimas de ciberacoso conocen los mecanismos seguros y visibles de denuncia, refiere el informe de Plan Internacional, que recién se presentó.
¿Quiénes son los perpetradores?
Pese al anonimato que dan las redes sociales se logró establecer algunos rasgos en los acosadores. El informe refiere que en seis de 10 casos los perpetradores son personas desconocidas, mientras que tres de 10 son amistadas, familiares, parejas anteriores, conocidos del ambiente escolar o del trabajo.
El 70% de los victimarios son hombres y resultan tener más edad que sus víctimas, suelen cambiar su identidad para no ser identificados.
Los efectos que pueden causar el ciberacoso en las niñas y adolescentes es pérdida de confianza en sí mismas, sensación de inseguridad física, problemas con amistades o familiares y en el ambiente escolar, así como estrés psicológico.
También las lleva cambiar su comportamiento en las redes sociales, ya que dejan de utilizar estos espacios para comunicarse, modifican la forma en que se expresan para evitar el acoso o dejan de publicar contenido que exprese sus opiniones. Otra de las reacciones es ignorar el ciberacoso y lo callan. Pero una de cada 10 toma la decisión de denunciarlo, lo que es positivo.
Mercedes Barrios, especialista en Género e Inclusión de Plan Internacional Guatemala, indica que la tecnología de la información se ha vuelto indispensable en contextos de emergencia, y cuando esta finalice, sin duda, el uso de dichas herramientas será parte del día a día entre la población, sin embargo, preocupa que no esté al alcance de todos los niños y adolescentes, y los pocos que tienen acceso están siendo víctimas de violencia por esta vía, lo que puede limitar sus posibilidades de estudiar en línea, ya que el acoso los lleva, en ocasiones, a abandonar los espacios virtuales.
¿Qué hacer?
Hay señales que pueden alertar a los padres de que los niños y los adolescentes son víctimas de ciberacoso. Según ESET Latinoamérica, hay que prestar atención a los cambios físicos visibles, inesperados cambios de humor o pérdida de interés en actividades habituales, eliminación de sus cuentas de redes sociales, aislamiento social anormal, así como extravío de objetos en situaciones extrañas.
Barrios recomienda a los padres de familia fomentar el diálogo con sus hijos y establecer lazos de confianza con ellos, y que los niños y adolescentes mantengan la comunicación con los adultos.
Es importante hacerles sentir que pueden confiar sin sentirse amenazados o juzgados, y que juntos pueden resolver cualquier problema que esté enfrentando. Ayuda bloquear la cuenta del acosador y reportar el contenido. Hay que concientizar a los menores sobre la importancia de la privacidad, explicar por qué no deben hablar con usuarios que no conocen en la vida real y cómo su perfil debería ser solo visible para sus amigos.
“No abrir estos espacios a cualquier persona, y que no compartan información sensible. Si son víctimas de violencia, entonces utilizar los mecanismos de denuncia; que no borren los mensajes, porque sirven de evidencia. Que no respondan los menajes, y que no sigan la cadena de comunicación si recibieron algún texto que les causó impacto o temor”, son los consejos que da Barrios.
Fuente: Prensa Libre