Pedófilo de 23 años utilizaba Fortnite para buscar víctimas
En septiembre de 2020, un joven de 23 años, llamado Adam Syers, empezó a buscar niños en línea que jugaban Fortnite y Roblox en Xbox. El sujeto acababa de obtener una Orden de Prevención de Daños Sexuales, por lo que tenía prohibido acercarse a menores por internet.
Syers, quien vive en la ciudad de Liverpool (Inglaterra), ya había estado en la Corte por filmar a un niño pequeño, hacer comentarios sexuales y publicar el video en Facebook. Por esto, el Tribunal de la Corona de Liverpool lo condenó a 10 semanas de cárcel y le dio una orden para que se alejara de los niños en línea por cinco años.
Sin embargo, el 2 de septiembre, día en que acabó su condena, empezó a hablar con un niño de 12 años. El pedófilo gastó 200 libras esterlinas (casi un millón de pesos colombianos) para comprarle regalos al pequeño y un día le pidió que le enviara una foto de él con pantalones cortos.
Según el medio local ‘Liverpool Echo’, el niño reveló que durante sus charlas virtuales, Syers le pedía que encendiera su cámara y le enviaba mensajes diciendo que lo extrañaba y lo amaba. El joven le suplicaba a su víctima que no le contara nada a sus padres.
La mamá del menor se enteró de lo que estaba sucediendo por una tarjeta de crédito que estaba vinculada a la cuenta de su hijo y pertenecía a su nuevo amigo en línea llamado ‘Adam’.
Por otra parte, el pedófilo también comenzó a hablar con un niño de 7 años por Xbox Live y TikTok el 6 de septiembre. Syers le dio su número de teléfono y le mandó un mensaje invitándolo a una cita y pidiéndole que fuera su novio.
El delito fue descubierto hasta el 5 de octubre por la madre del niño, quien afirmó haber encontrado “mensajes inapropiados” entre ambos.
Un tercer caso fue descubierto a través de la plataforma de Instagram, en la que envió mensajes a una víctima de aproximadamente 11 años que aún no ha sido identificada.
Syers admitió ante la Corte haber incumplido su Orden de Prevención de Daños Sexuales. Natalia Cornwall, en defensa del joven, dijo que él era consciente de que tenía un “problema” y “un interés sexual en los niños”.
También, aseguró que era una persona inmadura, sufría de TDAH (trastorno por déficit de atención e hiperactividad), autismo, dificultades de aprendizaje y de habla.
Pero la jueza encargada del caso afirmó que era una “infracción persistente con riesgo de daño grave” y lo encarceló durante dos años y ocho meses. Hizo una nueva orden de alejamiento por siete años y solicitó la destrucción de su teléfono y Xbox.
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