Covid-19, ventana de oportunidad para el crimen organizado

La pandemia del Covid-19 se ha vuelto “una ventana de oportunidad” para el crimen organizado en Latinoamérica, afirmaron expertos en un foro convocado por la Organización de Estados Americanos (OEA). De esa cuenta, han proliferado crímenes, tales como el tráfico de insumos médicos, ciberdelito y la asistencia social brindada para fortalecer el control territorial. Todo ocurre mientras los Estados se concentran en atender la crisis sanitaria y económica.
Las medidas para evitar contagios, como los cierres de fronteras y el confinamiento de la población, han potenciado a las multinacionales del crimen lejos de disuadirlas, asegura la OEA.
“El crimen organizado ha encontrado más que un desafío una ventana de oportunidad para proyectarse”, dijo el viernes, el director del Departamento de Delincuencia Organizada Transnacional de la OEA, Gastón Schulmeister.
Deslegitimación del Estado
La “tendencia más alarmante es la capacidad de las organizaciones criminales trasnacionales (TOC, por sus siglas en inglés) para llenar los vacíos de un Estado ausente, reemplazándolo como un actor legítimo y proveedor de servicios”, señaló Douglas Farah, presidente de la consultora estadounidense, IBI Consultants.
Así, en México, los carteles del narcotráfico distribuyen comida y medicinas, mientras que en Honduras, las pandillas organizan campañas de desinfección de vehículos en los territorios que controlan, ejemplificó.
En Guatemala, el Gobierno ha propiciado el trabajo de los reos de las principales cárceles para elaborar mascarillas, batas y ropa de hospital durante la pandemia, lo que ha “mejorado su imagen”. Mientras, grupos delincuenciales han llegado, incluso, a repartir víveres en las áreas empobrecidas, ganando el agradecimiento de la gente.
Douglas Farah también señaló el alcance de las TOC en el sur de Chile y Argentina, y a la MS-13 y al PCC de Brasil, que según dijo atiende también demandas sociales en Paraguay.
Cadenas de suministro alteradas
Las TOC también se vieron sacudidas por el shock de oferta y demanda que provocó la pandemia.
El narcotráfico sintió la paralización del transporte aéreo y la suspensión de la vida nocturna, pero según los expertos no hubo escasez ni se dispararon los precios en Estados Unidos y Europa.
Carolina Sampó, investigadora en seguridad regional del Conicet, un organismo argentino para la promoción de la ciencia y la tecnología, dijo que se notó el cierre de China, origen del fentanilo y de las drogas sintéticas que proveen los carteles mexicanos al mercado norteamericano, así como de los precursores químicos que necesitan los productores sudamericanos.
Farah, por su parte detalló que el suministro a Norteamérica se aseguró gracias a la “tremenda reserva” de cocaína que había en la frontera de Ecuador y Colombia, “por sobreproducción en el (departamento colombiano de) Putumayo”, y la posibilidad de moverla por el Pacífico, ante una mayor vigilancia estadounidense del Atlántico y el Caribe. “Los precios de la cocaína en Estados Unidos subieron quizás un 7%, muy poco”, dijo.
Ilegalidades y diversificación
Con las fuerzas de seguridad de los países concentradas en la vigilancia interna, el control de las fronteras decayó, impulsando otros negocios ilícitos como el tráfico de oro.
“Vemos una enorme cantidad de oro saliendo de Venezuela, de Nicaragua”, dijo Farah, quien comparó la minería ilegal “a gran escala” en esos países con un “desangramiento”. La tala ilegal no se ha detenido en Centroamérica y el oro se sigue trasegando por Sudamérica.
En el marco de su “adaptabilidad” a la pandemia, y su capacidad para aprovechar toda “grieta en el sistema”, las TOC también apostaron por “diversificar” sus productos.
Farah y Sampó señalaron también el tráfico de supuestos remedios y vacunas para el coronavirus, así como el contrabando de mascarillas.
Fuente: Soy502