Pandillas reclutan menores: cómo operan y los utilizan en crímenes cada vez más violentos
Las pandillas suelen atraer a niños y adolescentes vulnerables para usarlos en la pugna entre grupos rivales, reclutándolos en sus comunidades, en las escuelas y también a través de las redes sociales.
Los estudiantes desaparecen de los centros educativos y abandonan sus hogares para integrarse a las estructuras criminales, que los utilizan en situaciones de peligro para ejecutar crímenes, agravando la violencia que termina reflejándose en las calles.
Un caso reciente fue en San Lucas Sacatepéquez, donde fue descubierta una guarida en donde dos jóvenes, de 17 y 13 años, eran reclutados para cometer crímenes y asesinatos en esa región.
Un supuesto cabecilla, de 43, fue detenido al ser señalado de dirigirlos y hacerlos participar en activamente en hechos delictivos.
Métodos de reclutamiento
La táctica de las pandillas de armar y entrenar a los menores inicia con distintos modos de influencia, manipulándolos al ofrecerles protección y utilizando la misma victimización de un entorno social desfavorable.
“Estas estructuras buscan el acercamiento en escuelas, colonias, entre los mismos conocidos. Forman una supuesta amistad y hermandad entre sus integrantes, ofreciéndoles a los niños y jóvenes protección, que cuentan con la pandilla como familia”, explicó el portavoz de la Policía Nacional Civil (PNC), Edwin Monroy.
“Lo que le pasa a uno, les pasa a todos”, es una frase que suele usarse para atraer a los menores y reclutarlos a estos grupos.
Usualmente las pandillas han usado a los menores de edad para tareas de bajo nivel como vigilantes o mensajeros de droga. Sin embargo, las actividades delictivas y los enfrentamientos han escalado y ahora su explotación también incluye extorsiones y sicariato.
“Los van introduciendo como mensajeros para la entrega de teléfonos celulares, como una tarea sencilla. Luego, escuchan las extorsiones, y después ya comienzan a hacer las llamadas”, explicó Monroy.
Seguidamente, los envían en moto a hacer viajes y cobros de las extorsiones. “Luego les dan indicaciones de que deben cometer ataques armados y asesinatos como iniciación en la pandilla”, agregó Monroy.
Otro modo de utilizar a estos grupos vulnerables es forzarlos a ingresar objetos ilícitos a las cárceles como teléfonos celulares, droga o armas.
En caso de que el menor se niegue, los pandilleros lo intimidan amenazándolo con que atentaran en contra de él o en contra de su familia.
Práctica se agrava
Aunque esta práctica viene de tiempo atrás, se agravó en los últimos años, según la Fiscalía de Mixco, uno de los municipios más golpeados por la violencia entre pandillas.
Los reportes apuntan a que el reclutamiento de menores ahora ya no es voluntario o bajo manipulación, sino que es forzado y las amenazas llegan de forma externa por las redes sociales.
La Fiscalía estima que el reclutamiento se ha elevado por el enfrentamiento y choque entre pandillas, donde los menores son vistos por la estructuras como recursos prescindibles o descartables.
Los mayores que dirigen estas estructuras se blindan usando a los menores para cometer hechos delictivos, porque aun teniendo consecuencias legales, reciben penas menos severas.
Según datos oficiales, los principales delitos por los que menores han sido remitidos son homicidio, violación, extorsión, robo agravado y lesiones graves —producidas por ataques con arma de fuego—.
El fenómeno se registra más en los departamentos de Guatemala, Escuintla, Chimaltenango y Sacatepéquez, según datos de la PNC.
De enero a septiembre de 2024, la Policía remitió a 523 menores de edad reclutados por las pandillas, y más de la tercera parte fue sorprendido en flagrancia, es decir, cuando cometía el delito o inmediatamente después.
Aunque en cifras, según las autoridades no se observa un aumento significativo en comparación con períodos anteriores, el nivel de violencia ejercida por los menores se ha vuelto extrema y se ha observado en casos recién documentados.
Prevención
La PNC ha implementado diversas estrategias para prevenir el reclutamiento de menores en el país.
A través de su programa de Prevención del Delito, la PNC realiza visitas periódicas a escuelas y colegios, donde se involucra directamente con los estudiantes para fomentar un entorno seguro y proteger a los niños y adolescentes.
Monroy explicó que, además, se establece comunicación con los líderes de los Consejos Comunitarios de Desarrollo (Cocodes) y los Comités Únicos de Barrio, promoviendo la colaboración entre la policía y la comunidad.
Una de las iniciativas destacadas es el programa “Un día con tu comunidad”, que busca sensibilizar y educar a los jóvenes sobre los peligros del reclutamiento, y las consecuencias de involucrarse en actividades delictivas.
Según Monroy, se trata de “una tarea grande” que tiene como objetivo que los adolescentes tomen decisiones informadas y resistan a la presión de las pandillas.
ONU hace llamado
En torno al tema, el Comité de Naciones Unidas sobre los Derechos del Niño pidió en mayo de 2024 que Guatemala aumente las medidas de prevención para frenar el reclutamiento por las pandillas y bandas de narcotraficantes, expresando su preocupación por el impacto de la violencia que estas generan.
En su séptimo informe sobre la situación en Guatemala, el comité llamó al país para prevenir este fenómeno “enfrentando las causas de raíz del fenómeno, tales como la pobreza, la exclusión económica y la discriminación”.
El reclutamiento de menores no se considera un delito en la legislación actual del país.
En marzo de 2024 pasó en primera lectura una iniciativa que busca crear la alerta Ángel-Domingo, con la que se proponen medidas en caso de que un menor sea hostigado a participar en una pandilla.
La propuesta de ley plantea que la Procuraduría General de la Nación (PGN) deberá protegerlo y ubicarlo junto a su familia un nuevo lugar para vivir. Además, involucra al Ministerio de Educación (Mineduc) al que asigna la tarea de reubicar al estudiante y a la PNC que mantenga presencia en los centros educativos.
Fuente: Prensa Libre